Calvun (Segundo Jara)

Calvun (Kallfün), cuyo nombre chileno era Segundo Jara, fue el principal informante de Rodolfo Lenz en Estudios Araucanos; a él se deben todos los textos en dialecto pehuenche incluidos en esta obra. En efecto, como señala Gilberto Sánchez, "se puede afirmar que, sin la participación de Kalvún, la gran obra del Dr. Lenz, Estudios Araucanos, no habría tenido la envergadura que alcanzó, pues los materiales procedentes del inteligente moluche (y no pehuenche [...]) constituyen su núcleo (Estudios V al XI)" (Sánchez, 1992, p. 181).

A continuación se presentan dos textos centrados en la figura de Calvun: la descripción que hace Lenz de su colaborador y una nota de prensa escrita por Pedro Pablo Figueroa (en la transcripción de esta nota se mantiene la ortografía del original).

Descripción de Calvun hecha por Lenz*

Antes de concluir esta introducción tengo que presentar al lector el autor intelectual de la serie de publicaciones que seguirán a la presente. Calvun tiene unos veinte a veinticinco años, es de estatura mediana. Sus facciones no son muy típicas para su raza. Pero no tienen tampoco nada de extraordinario. Es trabajador inteligente tanto en la sierra como en las labores del campo, por lo demás de temperamento alegre y amigo de la buena vida, pero no borracho.

Entiende muy bien que la suerte le ha guardado el destino de manifestar al mundo científico el poder intelectual de su raza. Tiene la memoria muy buena y dicta sus cuentos con la tranquilidad de un jefe de oficina, casi sin repetir ni rectificar sus palabras. Los saltos bruscos son muy raros en sus cuentos, y si estos salen a veces muy enredados no será la culpa de Calvun, sino la de sus fuentes. Sabe leer regularmente, pero ha leído muy poco, por falta de libros; lo único que recordaba, fuera de diarios, era el “Lector Americano” y un pedazo de una traducción castellana…. ¡del Micromegas de Voltaire! Descifró sin dificultad las letras, (naturalmente, no góticas) de un libro alemán, y yo aproveché esta oportunidad para probarle con la ü, ö, etc., alemanas que cada idioma debía tener sus signos especiales para los sonidos especiales; después de lo cual en pocos minutos aprendió a leer mis trascripciones araucanas de los diálogos en picunche. Ahora está deseando vivamente que se impriman sus cuentos para que él mismo los pueda leer de su libro a sus compatriotas.

Sus conocimientos de la lengua castellana son todavía muy mediocres. Posee el vocabulario, en cuanto está a su alcance; pero apenas recuerdo haberle oído una proposición correcta. Su sintaxis es netamente mapuche. “El mula cayeron”, “toito el zorra estaba junto” son muestras de su lenguaje. La diferencia entre sujeto y complemento directo solo se podía adivinar en su castellano y no le era posible expresarse claramente en los casos más sencillos; la concordancia y el régimen del castellano le eran misterios; le faltaban evidentemente las construcciones objetivas y pasivas de su idioma nativo para expresar sus ideas. Sus padres y demás parientes no saben casi nada de castellano. Calvun se viste generalmente a la chilena con pantalones.

La autobiografía que sigue le costó bastante trabajo, no sabia qué decir hasta que yo indiqué los puntos que interesarían a los lectores de sus cuentos.

* Introducción a los Diálogos en dialecto Pehuenche Chileno, Estudios Araucanos V.

Autobiografía del indio Segundo Jara (Kallfün)


1. Kopiñ koñingen. Tañi chao Katriñ pingey, ñi ñuke Rupayllang pingey.

1. En Copin1 nací. Mi padre se llama Catrin, mi madre se llama Rupaillan.

2. Püchün nopan ta Kawtün. Küme wentru niefuy tañi chao em; feymew kureyey Lemunaw tañi ñawe.

2. Chico pasé acá el Cautín. Buen hombre era mi padre, oh; por eso se casó con la hija de Lemunau.

3. Alün mew trewa ngetuy tañi chao; feymew konpatuy tañi
pu ngillañ-mew, Kallfükura-mew. Feymew mületuy; fey tüfa feley.

3. Tiempo después empobreció2 mi padre; por eso entró en casa de su cuñado, de Calvucura3. Allí fue a vivir; ahí esta todavía.

4. Epu tripantu-mew tripapan tañi chao-mu. Feimew mülepan tüfachi kawalleru-mew.

4. Hace dos años salí [de casa] de mi padre. Entonces vine a estar en [casa de] este caballero4.

5. Kümey na duamfiñ dungu; feymew kimün chillkatun.

5. Bien me fijé en las palabras, por eso sé escribir.

6. Petu mülen ruka tañi chao-mew, kimelenew Namunkura.

6. Todavía estuve en casa de mi padre, me enseñó Namuncura.

7. Kimey Kolüpuülli chillkatun; fey kimelpatenew kay. Feymew püchi kimün piken inche Kallfün.

7. Fue a aprender a escribir a Collipulli5 ; ese también me vino a enseñar. Por eso un poco sé el habla yo, Calvun.

8. Inarumefiel-mew dungu allkütufin chem pimekey che; allkütufin, feymew kimün piken. Epewi che, allkütun, feymew kimün epewün.

8. Por tener mucho cuidado en las palabras oí lo que andaba diciendo la gente; lo oí, por eso sé el habla; se cuenta cuentos la gente, por eso sé contar cuentos.

9. Küme wentru küpan inche: Lemunaw em ñi chedki inche, Kalvukura ñi choküm inche, Ordike ñi choküm inche, Kusüange ñi laku inche.

9. [Como] buen hombre vine yo: el nieto de Lemunau, oh, el sobrino de Calvucura, sobrino de Rodríguez, nieto de Cusüangue.

1. Está al sur del río Cautín.
2. Literalmente «llegó a ser perro». El perro despreciado y maltratado es para el araucano pehuenche el tipo de la pobreza.
3. Este indio fue el que contó a Calvun las hazañas de su célebre tocayo Pehuenche.
4. A saber, don Julio Chiappa.
5. Al convento de los franciscanos.

El poeta de los bosques**

La Araucania literaria no ha tenido otros cantores que los poetas-soldados que combatieron contra su propia raza nativa.

Despues, en el transcurso de los siglos, han enaltecido sus heroísmos guerreros los historiadores, los viajeros y los escritores de estirpe española, chilenos o europeos.

Esa raza que no tuvo una civilizacion, como la azteca o peruana, ha sido tan gloriosa como aquellas, y se ha erijido un monumento en la historia y en la poesia en su rememoracion por su raro y soberbio espíritu de heroicidad y soberania.

No habiendo tenido una cultura ni una intelectualidad, no poseyó códigos escritos ni leyes morales sociolójicas, pero ha dejado labrado un léxico perfecto que demuestra su modo de ser como raza de idioma propio, pensadora e independiente, de orijen soberano, sin sometimiento a ninguna tribu dominadora.

Su idioma tiene derivados que se asemejan a lenguas orientales que han contribuido a formar la civilizacion del mundo, pero en sus costumbres no imita a ninguna raza antigua del Universo.

No tiene similitud, en hábitos y manifestaciones esternas, individuales y colectivas, con ninguna raza de América, tal es su caracterizacion de estirpe orijinal y única.

Ninguno de los atributos innobles de las tribus salvajes se ha comprobado en los araucanos y por el contrario resaltan en ellos las virtudes excelsas que mas dignifican a la humanidad.

II

Sus tradiciones, sus leyendas, sus ternezas de raza de unidad, se han transmitido de edad en edad, por medio del relato oral, sin que se hayan traducido en su idioma, escrito o modulado en canciones de léxico nativo.

A los cuatro siglos de su historia han surjido de su seno un poeta que escribe sus episodios populares, que en sus signos de su idioma traza la fórmula de sus cantares.

Otro tributo rendido a su estirpe será el que podrá mas tarde el poeta del porvenir, ofrendar a su raza cantando en su propia lengua, en su idioma nativo, sus proezas guerreras tales como la siente en su alma.

Sus poemas, que se han logrado traducir al castellano, son de índole de familia y doméstica y no revisten el acento épico de las hazañas de los héroes.

El poeta indiano que inicia el período de la escritura y la poesia araucanas, es un vigoroso moceton oriundo de los valles que riega el Cautin.

Segundo Jara Kalbum se se (sic) llama ese raro y orijinal producto de los bosques y las selvas, injenioso trovador de las llanuras y las pampas.

No es el poeta melodioso, musical, de otros paises selváticos y otros idiomas cultos; es el cantor bárbaro de su tierra agreste y solitaria: rudo, en su lengua indíjena, sin modulaciones artísticas, sus cantos son poemas de su vida errante, misteriosa y triste.

Si lo citamos y describimos, es porque representa una raza que se estingue, heroica y lejendaria, que ha tenido su éxodo glorioso y tiene y tiene (sic) su historia épica, cuyo idioma es un hermoso derivado de lenguas clásicas y remotas de la India o de la Grecia ignota de otros siglos.

III

Meditabundo y andariego, tiene la neurosis de los valles que habita y recorre como si la inmensidad que abarca en sus miradas y pensamientos, absorviese toda su idealidad de poeta.

Haragan y vagabundo, sin rumbo fijo ni objeto determinado, cruza los bosques y los valles de las cordilleras de tribu en tribu, relatando en las rucas sus penas de la raza, en el medio ambiente de la admiracion de su auditorio indíjena que siente y comprende su lengua y sus narraciones.

Por las noches, tomando el humo de la fogata, a la orilla del fuego del hogar, los indios sentados sobre cueros de animales de la selva o la montaña, escuchan absortos sus poemas de amor o combates, espresados en lenguaje lento, con la natural indolencia que caracteriza sus conversaciones.

Atentos a las vigorosas modulaciones de su voz y del relato, beben sus palabras y la luz de su mirada dominadora impresiona a las mujeres que ama con pasion selvática.

Esta es la característica del poeta indio, el amor loco por las mujeres de su estirpe.

Es el Byron araucano que diviniza la mujer sin que lo domine la pasion de la embriaguez.

No bebe como los de su raza y huye del bullicio de las orjias a los bosques y se oculta en la soledad como fatigado de la vida y de ruidosos desórdenes.

Ama con la fuerte y ardorosa pasion de su pecho de Hércules, con el sentimiento medio-selvático de su índole indíjena, pero con la tierna efusion del habitante de los llanos que vive embriagado con los aromas de las praderas.

IV

El verdadero maestro y educador del poeta araucano, de este singular “payador de la selva” ha sido el ilustrado escritor y propietario agrícola de Lautaro, don Victor Manuel Chiappa.

Comprendiendo el talento del jóven indio y su inclinacion al estudio, le enseñó a leer y a dictar, instruyéndolo en fonética castellana.

Cuando el alumno pudo deletrear bien, le puso en sus manos El Lector Americano, de J. Abelardo Nuñez, y el Micromegas, de Voltaire, los dos primeros libros y leyó y aprendió con asombros rapidez.

Preparado para el estudio, en mui corto tiempo, le enseñó a dictar, obteniendo admirables resultados, pues el jóven indio lo hacia con la mayor precision.

Kalbum demostró facultades estraordinarias para el aprendizaje.

Esta es una cualidad que resalta en todos los araucanos.

De imajinacion rápida y despierta, su astucia peculiar, su injenio natural y su índole curiosa, le permiten aprender fácilmente todo cuanto se le enseña.

Por esto no es de sorprenderse de la intuicion con que el indio Kalbum pudo tan prontamente adquirir los conocimientos suficientes para hablar y escribir su idioma y el castellano.

Su talento se reveló en el dictado de las leyendas y tradiciones de su raza, lo que indica el poderoso injenio de que ha sido dotado por la naturaleza.

Pensar es difícil y espresar las ideas en el discurso de una conversacion dictando lo que se concibe o se recuerda es mucho mas difícil aun, procurando la correccion en el lenguaje, la elegancia en el estilo y el esmero en la forma del pensamiento. Hacer obra literaria y artística dictando la concepcion del pensamiento elaborado febrilmente sin meditacion, es la mas dificultosa de las tareas del poeta y del pensador.

Así fué como el señor Chiappa reveló como poeta al jóven indio, haciendo publicar sus composiciones narrativas y de simple fantasia.

Kalbum dicta sin titubear, sin interrumpirse, sin perder la hilacion del relato, como si su memoria fuese un receptáculo poderoso de creaciones poéticas que se encadenan entre sí por la fantasia y el pensamiento.

Puesto en evidencia, en El Mariluan, de Victoria, el poeta araucano atrajo sobre sí la atencion de los pueblos de aquella rica y maravillosa rejion.

Chiappa lo ocupó en las obras de labranza de su fundo, para sustraerlo a los peligros de las malas relaciones y retenerlo cerca de un lugar donde pudiese progresar su cultura.

Allí fué a conocerlo y a tratarlo el ilustrado profesor aleman don Rodolfo Lenz, quien logró obtener, el dictado, diversos poemas del bardo indiano.

Desde esa época datan las noticias que el historiador de la Araucania, don Tomas Guevara, ha consignado sobre él en su notable obra premiada por la Universidad.

V

Segundo Jara Kalbum, poeta y tradicionista de su raza araucana, nació en Copin, al sur del rio Cautin, entre los años 1870 a 1875.

Su juventud y su jenio han sido precoces.

Sus padres, el indio labrador Catrin y la india Rupaillan, pertenecen repectivamente, a las familias de Munan y Kalbuncura.

Por el apellido indíjena de Kalbuncura, acaso provenga de la estirpe del famoso caudillo de los llanos y las pampas de la República Arjentina, Kalvu-Kura, que ha historiado en una de sus obras el publicista del Plata don Estanislao S. Zeballos.

El guerrero de las pampas Arjentinas, se denomina, sin embargo, Kalvu-Kura, con ortografia diversa en su apellido a la del nombre del poeta araucano.

El caudillo o cacique guerrero Kalvu-Kura, es una personalidad famosa en los anales indígenas del Plata y de los llanos de la frontera araucana.

Sus hazañas revisten las diversas formas de la epopeya.

Es célebre por el número prodijioso de sus mujeres y por los malones en Chile y en la Arjentina.

No tiene rival en las pampas por su destreza en la caza del avestruz.

Sus guerras civiles con las tribus guaraníes y las innumerables familias de su incontable parentela, le dan terrible notoriedad.

El cacique de los llanos ha dado con su fantástica historia tema fecundo para uno de sus poemas al poeta araucano.

La palabra Calvu-n-cura, se escribe en esta forma en idioma mapuche, que es el que cultiva el bardo indiano; su significado es: piedra de color azul.

Así que segun esta traduccion, el apellido del poeta indio es piedra azul, bastante singular para su estirpe y su destino ilustre.

El no conserva recuerdos de sus antepasados, ya sea de su familia o de su raza.

Sus conocimientos sobre la jenealojia de su estirpe son mui escasos, no teniendo la menor idea, ni remota, del oríjen histórico de ella.

Esta incertidumbre sobres su familia proviene del alejamiento en que ha vivido de su hogar paterno.

Desde su menor edad ha sido nómade y ha vivido lejos de los suyos, en lugares apartados y siempre solitario, como si un dolor abrumador lo alejase de todo comercio humano.

Se nota en sus deseos y manifestaciones que sufre las nostaljias de los llanos y todos sus anhelos converjen a recorrer las selvas ignotas, cual si un ideal de honda melancolia lo arrastrase en pos de desconocido ensueño o de infinito amor.

Por eso ansia la mujer, en cuyo seno encuentra la blandura del follaje de los bosques y en cuyas caricias halla placer y ternura para su alma desolada.

Las lejanias de los horizontes y las montañas, atraen su pensamiento misterioso y sus miradas silenciosas impregnadas de tristezas y lágrimas.

Aquel mudo poema de su dolor y de su espíritu anheloso, es mucho mas elocuente que el que pudiera traducir su labio espresivo en el lenguaje mas inspirado y colorista.

La contemplacion de la naturaleza encierra para él cuanto existe de sublime y de grandioso, absorto ante las maravillas de la infinita creacion, poema no cantado aun ni por los bardos de la india y del cual la américa prodijiosa es un canto a la Araucania un ritmo de melodia conmovedora.

Cuando narra el poeta indio Kalbum un episodio heroico, de algún cacique de su raza, se despierta en él la vibracion dormida del guerrero, del adalid, del tribuno de su estirpe y la entonacion de sus versos o de su relato toma el canto épico de la trompa de batalla, del clarin guerrillero o del cuerno sonoro de los cazadores de la selva.

VI

Mui niño salió Kalbum del lado de sus padres y se radicó en el fondo de la Santa Rosa de Perquenco, al este de Púa, de propiedad de don Julio Chiappa.

Allí aprendió a deletrear el castellano y a escribir su idioma mapuche.

Las tribus de esa rejion no hablan un mismo dialecto: unas pronuncian el mapuche, otras el pehuenche y algunas el huilliche.

Despues el poeta indio se incorporó a una escuela de Collipulli, donde tuvo por maestro al preceptor Numancura, educado por los padres de la mision franciscana.

En la Araucania moderna existen indios nativos que ejercen el preceptorado en la Escuela Normal de Santiago. En Temuco rejenta una escuela el preceptor Manuel Neculman.

La historia recuerda las proezas y la cultura del bravo capitan Lorenzo Colipí, héroe de muchas batallas, leyenda que demuestra que su raza no es refractaria a ninguna de las manifestaciones del progreso.

Kalbum es su mejor demostracion, consagrado su intelecto al idilio de la naturaleza, cualidad que parece comun en su estirpe nativa pues Lenz descubrió otros poetas, como Juan Amasa, de oríjen picunche, y Domingo Quintuprai, de raza huilliche, que cantan sus episodios dramáticos, con culto heróico a las tradiciones de sus antepasados.

Kalbum ha compuesto diversos poemas que cita Lenz en su discurso sobre la Literatura Araucana, y reproduce en sus Estudios Araucanos, presentados a la Sociedad Cientifica de Chile, y traducido al aleman, en Berlin.

Lenz define al poeta indio en el siguiente concepto filosófico: “Kalbum entiende mui bien que la suerte le ha guardado el destino de manifestar al mundo científico el poder intelectual de su raza”.

Penetrado de su mision, viaja de valle en valle recojiendo nuevas leyendas.

Sus cantos son tristes y melódicos como notas de las selvas.

Ellos se inspiran en un idilio o en un episodio conmovedor.

Su poema el Canto de una india, refleja toda la ternura de la raza.

Una de sus estrofas mas sentidas dice así:

“Mi canto
viene de tierras lejanas
por el oscuro azul,
de las tierras altas;
pasé, solita lloré,
sola mis lágrimas derramé”.

Este canto encierra una historia:

Un indio, llamado Tapeyan, de las márjenes del Cholchol, se dirijió a Wingali, pequeña aldea de Lonquimai, y se raptó a la india Tema, que era una beldad peregrina de aquellos valles.

La delicada terneza del poeta araucano se pinta en esta otra estrofa de uno de sus cantos:

“A cierta hora de la tarde
Cuando el sol derrama su luz,
por sobre una cumbre,
una montaña,
el paisaje que no recibe su luz,
se inunda de un triste azul,
brumoso y triste
de aspecto fugaz”.

El alma indíjena se asocia a esta triste melancolia de la naturaleza, cuando el crepúsculo de acerca.

La poesia indiana se vierte en doloroso lamento.

Cada estrofa es un quejido,

cada verso es una lágrima.

Esta tristeza es común a todas las razas aboríjenes americanas.

En un Yaraví boliviano se encuentra esta estrofa que es un pedazo de alma envuelta en un verso.

“Cuando el alma duele tanto,
la pena a los ojos sube:
busca espacio, forma nube,
se deshace y llueve llanto”.

El pensamiento de los poetas indianos de América, es breve y rápido, como espresion de angustia íntima.

Su idealidad infinita parece abogada en su vocabulario encerrado en moldes que se rompen con el dolor que estalla.

El cronista cusqueño Garcilazo de la Vega reproduce en sus Comentarios Reales, el poema Illantai, del cual copiamos esta estrofa:

“Al cantico
dormirás;
media noche
yo vendré”

Este verso lo tradujo Cesar Cantu en esta forma:

“con la cancion
te adormiré;
a media noche
yo llegaré”.

Esta poesia, semejante a la de Kalbum por el pensamiento corto y sentido, muestra que la inspiracion de los poetas indios se encadena por el dolor. El poeta azteca Netzahaulcoyth, de Tezcuco, revela en sus poemas el mismo sentimiento quejumbroso, tan tierno y delicado en el bardo araucano.

Su idealidad tan profunda y tan sentida, se manifiesta sin galas y sin fantasia, pero con inspiracion natural que conmueve.

Tienen sus poemas los suaves rumores que modulan las canciones de los bosques, allí donde el río canta, el aire llora entre los árboles, la brisa jime entre las flores silvestres y las hojas secas que alfombran la tierra cubierta de musgos.

Las breves estrofas transcritas de sus cantos pintan con tonalidades luminosas su inspiracipn y su ternura.

No ha podido, por el medio ambiente que lo rodea, dar mayor vuelo a su inspiracion, careciendo de una cultura superior que le permita engarzar en los joyales del verso las ricas pededias que lleva en su alma como en mina predijiosa.

Si su destino le hubiese permitido nacer en un centro de refinada civilizacion, su estro habria estendido sus alas en amplios horizontes de luz y de inspiracion.

Pero este poeta raro, hijo de la naturaleza, es un producto jenial que anticipa el prodijio de lo que será capaz de producir la poesia del corazón y de la libertad en el seno de nuestra raza.

El poeta araucano, es como los copihües de su tierra-mapu, una flor humana exótica de su naturaleza nativa, con rasgos de delicada espresion femenina, que augura una faz nueva en la leyenda de su raza.

** Pedro Pablo Figueroa, Revista Zig-Zag, 3 de marzo de 1907